El día 5 de diciembre de 1985, se llevó a cabo la distinción del expresidente Dr. Carlos Lleras Restrepo como administrador Emérito del Colegio Superiores de Administración-CESA. Esta ceremonia fue presidida por el presidente del Consejo académico, Dr. Ignacio Aguilar Zuluaga y contó con la participación de la comunidad académica de la institución.

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Luego de los actos protocolarios de inicio e instalación, tuvieron lugar tres intervenciones: la lectura de la carta enviada por el presidente de la época, Dr. Belisario Betancourt, luego las palabras del Dr. Ignacio Aguilar y las palabras del expresidente Dr. Carlos Lleras Restrepo.

En primer lugar, la misiva del Presidente, Dr. Belisario Betancourt, resalta la labor del CESA como institución destinada a contribuir con el proyecto de construcción de nación colombiana en medio del contexto histórico de dificultades sociales y políticas que vivía el país por esa época. En segundo lugar, el Dr. Ignacio Aguilar se dirige al auditorio para destacar la calidad de los profesionales formados en el CESA y el aporte que la institución había hecho en sus diez años de vida para la fecha, a la economía colombiana, habiendo graduado a 251 profesionales que habían formado 211 empresas y generado aproximadamente 2.700 puestos de trabajo.

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Por su parte, el Dr. Carlos Lleras Restrepo inicia su intervención reflexionando sobre los orígenes del CESA como producto de las necesidades administrativas al plantear un proyecto de Nación forjado entre empresarios, académicos y miembros de la vida política que le aporte progreso y prosperidad económica al país. Sobre esto destaca como el CESA y su modelo académico están relacionados con otras experiencias pedagógicas como la creación del Liceo Moderno o el Instituto Colombiano de Administración INCOLDA, los cuales adaptaron el modelo de las escuelas de negocios de universidades como Harvard y que tenía como premisa fundamental el incluir a docentes que no solamente se destacaran por sus conocimientos académicos en las materias que dictaban, sino que también fueran ejecutores exitosos de estos saberes en sus respectivos campos de especialidad.  

El expresidente finaliza recordando cómo su participación en la construcción de este proyecto de formación de una clase dirigente competente para el país le ha traído hondas satisfacciones personales y menciona que quisiera ser recordado por el país como un profesor y no por su vida política. Adicionalmente menciona cómo la determinación y el deseo de progreso deben anteponerse ante el duro contexto social que vivía Colombia en el año de 1985, cuando sucesos como la tragedia de Armero y la toma al palacio de justicia, dejaron profundas cicatrices en la historia nacional y donde el CESA tendría una importante labor como formadora de los administradores que ayudarían a Colombia a encaminarse hacia el desarrollo económico, el bienestar social y la recuperación de sus valores morales.